El 26 de junio de 1974, hace 50 años, Sharon Buchanan, cajera de un supermercado de la cadena Marsh ubicado en la ciudad norteamericana de Troy (Ohio) era la primera persona del mundo en pasar por un escáner el código de barras de un producto comercial: un paquete de chicles de la marca Wrigley que costaba 67 céntimos.
La protagonista de esta historia, en la que también Clyde Dawson (el comprador y jefe de investigación y desarrollo de los supermercados Marsh) jugó un papel fundamental, no podía imaginar que, tras ese sencillo gesto, se escondía un nuevo sistema de gestión que iba a revolucionar los procesos de compra y las operaciones logísticas de las empresas de todo el mundo.
Actualmente, el código de barras, que Aecoc promueve y desarrolla en España, se lee 6.000 millones de veces al día en todo el mundo y ha transformado los procesos comerciales y logísticos, permitiendo automatizar y dar mayor fiabilidad a procesos esenciales como el paso por caja del consumidor o la gestión del stock de los almacenes. Estos grandes cambios que permitieron dar el salto del comercio tradicional a la distribución moderna no hubieran sido posibles con una gestión manual.